EL COMPAÑERISMO
El compañerismo es
considerado un valor social positivo y supone una actitud de altruismo,
desinterés y solidaridad para quienes comparten con nosotros espacios o ámbitos
donde habitualmente nos desempeñamos en nuestra vida cotidiana, como
el trabajo, la escuela o universidad, clubes deportivos, o centros donde aprendamos
otras disciplinas como arte o música. Claro que tampoco podemos olvidarnos de
nuestro ámbito social donde de manera más frecuente nos encontramos como es
nuestra propia casa, y nuestros vecinos del barrio, como así también esos
amigos que hemos forjado a lo largo de nuestra vida.
Para que el compañerismo
sea legítimo, verdadero no sólo debe ser transparente respecto a nuestras
acciones y actitudes si no también ser mutuo. No existe compañerismo si una de
las partes no está dispuesta a ejercer un compañerismo legítimo. ¿Cómo se logra
corromper una actitud de compañerismo? Entre otras cosas, mediante la mentira,
el egoísmo, la soberbia, la envidia, avaricia, la hipocresía, la deshonestidad,
la traición, etc.
Todos estos son valores
morales negativos y atentan directamente contra aquellos valores positivos,
como lo es el compañerismo. Asimismo, el compañerismo se nutre de otros
valores positivos como el altruismo (ayuda o cooperación desinteresada),
la solidaridad, la transparencia, la verdad, la confianza, la honestidad, la
responsabilidad, entre otros.
Claro que no todos actúan de acuerdo a una escala de valores, o muchos no lo hacen por conveniencia o interés. Por ejemplo, el hecho de ser compañero o amigo de una persona dentro de la escuela sólo porque nos interesa que nos ayude en la tarea escolar o incentivarlo a que nos dicte resultados o respuestas en los exámenes. Lo mismo ocurre en espacios laborales, cuando se utiliza a una persona, simulando compañerismo, por el mero hecho de que deseamos un ascenso laboral o una referencia ante directivos o cargos de jerarquía.
Claro que no todos actúan de acuerdo a una escala de valores, o muchos no lo hacen por conveniencia o interés. Por ejemplo, el hecho de ser compañero o amigo de una persona dentro de la escuela sólo porque nos interesa que nos ayude en la tarea escolar o incentivarlo a que nos dicte resultados o respuestas en los exámenes. Lo mismo ocurre en espacios laborales, cuando se utiliza a una persona, simulando compañerismo, por el mero hecho de que deseamos un ascenso laboral o una referencia ante directivos o cargos de jerarquía.
Si bien podemos lograr
cualquiera de estas cosas, no podemos esperar que un compañerismo basado en
valores negativos y en actitudes poco o nada transparentes dure demasiado. Siempre
es mejor actuar con base en valores positivos y ser transparentes ante todo,
aunque claro no todos lo entiendan de este modo.
El compañerismo supone dejar a un lado
el individualismo y poder compartir nuestras habilidades y fortalezas
con los demás, logrando un equipo de trabajo o de estudio exitoso, un
matrimonio sólido o una amistad duradera. Sólo son estos ejemplos,
pero en relación a cualquier persona, sea cualquiera el vínculo que lo una a
nosotros, podemos lograr verdaderos lazos de compañerismo.
hola le ayudo mucho a un deber de mi hijo gracias¡¡
ResponderEliminarmuy interesante.
ResponderEliminargracias a mi hija le gusto
ResponderEliminarHola!! gracias por la información,esta bastante sencilla y bien explicada.
ResponderEliminarEs. Inaceptable es muy larga y ni explicar. Bien 😡🥱😾
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